Madera para calentarse

Todo sistema de calefacción tiene su vida útil, que suele estar determinada por el propio fabricante. Y la caldera central de los vecinos del número 1 de la plaza de España está llegando a su fin. Pero a diferencia de otras comunidades de propietarios, en este caso decidieron pedir asesoramiento a una consultoría energética (Creo) antes de tomar cualquier decisión. Y el resultado del trabajo encargado ha sido optar por una instalación de biomasa, en lugar del gasóleo actual o el gas natural.

Primero se descartó el gasóleo, por su fluctuación de precios en el mercado, y después el gas natural, en parte por lo mismo. «Había que estudiar si se cumplían las exigencias para instalar biomasa», explica Fernando Gómez, director de Creo. Y se daban, aunque eso de ser pioneros en Burgos generó cierta cautela, salvada por el conocimiento que tenían algunos vecinos de este tipo de sistemas, que aportan agua caliente y calefacción mediante la combustión de pellets (madera prensada).

El tema económico pesó. Porque una vez realizados los cálculos se llegó a la conclusión de que el ahorro llegaría a los 150.000 euros en una década (6.250 euros por vivienda), por «tener la misma cantidad de calor que con otros combustibles», subraya Gómez. Y a eso añade el hecho de que los vecinos no tendrán que asumir la inversión de la sustitución de la caldera a través de derramas o cuotas periódicas, ya esta corre por cuenta de otra empresa de servicios energéticos, la riojana Aresol, con experiencia en este tipo de instalaciones en otros puntos del país.

«Es una forma de externalizar el servicio de calefacción», precisa su director comercial, Mario Albarrán, en referencia a que la inversión, de unos 200.000 euros, lleva consigo la explotación del sistema durante un periodo inicial de 10 años. Es la propia empresa la que venderá a los vecinos los pellets, que procederán de centros de producción de la Sierra de la Demanda y cuyo precio estará vinculado a la subida anual del IPC.

Albarrán subraya que el coste de este combustible es cada vez más «competitivo». Por eso, asegura, que su uso se está extendiendo al ámbito particular, más allá de grandes edificios como residencias de ancianos, fábricas o balnearios, donde ya está funcionando. No obstante, su empleo se da en casas unifamiliares o en comunidades con caldera central, puesto que se requiere de un espacio amplio de almacenamiento.

Es el llamado silo, lo que para el gasóleo sería el depósito, donde se almacenan los pellets. En el caso de la comunidad de la plaza de España su capacidad es de 65 centímetros cúbicos, lo que permitirá guardar más de dos camiones de biomasa, que normalmente transportan entre 20 y 25 toneladas. La periodicidad de abastecimiento será de una o dos veces al mes.

Las obras de sustitución de esta caldera comenzarán en verano, con la previsión de que estén acabadas en un mes y medio. Mientras tanto se colocarán calderas auxiliares para que los vecinos no se queden en ningún momento sin agua caliente. Una vez colocada todo el sistema estará monitorizado por Aresol, que se encargará de su mantenimiento.

Fuente: diariodeburgos.es

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