Nos cortan la luz por los enganches ilegales
La comunidad de 280 vecinos –más de 160 son «okupas»– de la calle Toledo, 15, de Parla debe a la compañía de electricidad 87.865 euros de los recibos de los tres últimos meses, «sin contar intereses de demora». Un cartel lo dice bien claro en la entrada de algunos portales. En enero les cortarán la luz y pagarán justos por pecadores, entre ellos multitud de niños. Los residentes legales –menos de 80– han abonado sus gastos de suministros rigurosamente, aseguran. Pero el enganche de los «okupas» les suponen incrementos en sus facturas que superan los 200 euros, algo que no están dispuestos a pagar. Su principal problema es un contador común.
«La convivencia no es buena, pero lo que pedimos al Ayuntamiento es que nos ayude para colocarnos contadores individuales de luz. Ahora hay uno comunitario y los enganches de los ilegales hacen que todos paguemos más de luz, algo que no podemos ni queremos asumir», explicaba una mujer. «Mi hija me pregunta con tres años que si nos cortan la luz, dónde vamos a ir. ¿Qué le digo?», añade otra.
Los moradores legítimos de Toledo, 15 están hartos. Consideran que han quedado abandonados a su suerte después de la concesionaria que se hacía cargo de estas viviendas protegidas en régimen de alquiler, Unifo, desapareciera con sus fianzas de hasta 3.000 euros. Ya ni pagan el alquiler de unos 200 euros mensuales. No tienen a quién. «El Ayuntamiento nos ha mentido. Nos dijeron que lo solucionarían, pero nada», comenta otro inquilino.
Garajes de la droga
Están hartos y tienen miedo. La urbanización es insegura. Tuvieron que tapiar los garajes porque se les colaban indigentes y toxicómanos. A eso se les suma que el interior de las viviendas no están del todo terminadas, aparece mobiliario roto y la suciedad de los «okupas» incívicos se acumula en las zonas comunes. Muchos han optado por huir, pero otros no tienen alternativa. «Queremos vivir dignamente. Somos gente con pocos recursos y nos merecemos ser atendidos», coinciden.
Esperaron durante seis años para poder acceder a estas viviendas de uno y dos dormitorios de entre 37 y 50 metros cuadrados. Su sueño se convirtió en una pesadilla al año de trasladarse a Toledo, 15. «Nuestro problema es que nadie quiere hacerse cargo: ni el Ayuntamiento, ni la Comunidad, ni nadie. Es un lastre», opinan.
Fuente: abc.es